1) Crónicas de Motel

Sam Shepard

Editorial Anagrama (144 páginas)

Lo elijo porque...

es un libro maravilloso. Como un diario, pero un diario atípico. Pequeños fragmentos autobiográficos, relatos y poemas sin un orden cronológico. No se propone contar una historia. Sin embargo te hace ser parte de ese viaje y estar metido en una atmósfera fascinante, llena de imágenes y sentimientos muy vívidos y cálidos, como también veladamente oscuros. Escrito de manera muy escueta y precisa, no le sobra ni falta nada.

Fragmento de “Crónicas de Motel”

“Me encontré con la doble de la Estrella/ al abrirse hacia los lados la puerta del ascensor/ y yo salía/ y ella entraba/ a las cuatro de la madrugada/ y vi que estaba absolutamente pirada/ le pregunté qué había tomado/ dijo 6 Valium y vino blanco/ porque hoy era el último día de rodaje/ y le pareció que había que celebrarlo/ jodiendo con algún tío del equipo/ y colocándose/ porque éste era su pueblo/ y ella iba a quedarse (...)”

2) El amigo americano (El juego de Ripley)

Patricia Highsmith

Editorial Anagrama - (254 páginas)

Lo elijo porque...
como en todos los libros de Highsmith, la tensión y el suspenso son inigualables. Hechos triviales se van convirtiendo en cuestiones existenciales donde pareciera que podríamos ser los protagonistas en la vida real de situaciones de donde no es fácil salir. Podemos involuntariamente -o no tanto- convertirnos en víctimas o victimarios. Juega con el límite de la ambigüedad moral y pone a prueba los valores y códigos del lector.

Fragmento de “El Amigo Americano”
“... Seguro que entre toda la gente que conoces habrá alguien capaz de hacerla -dijo Tom. -Sí, pero eso sería escoger a alguien relacionado conmigo... aún más que tú. La gente que conozco es demasiado conocida -dijo Reeves con voz triste, de hombre derrotado-. Tú conoces a mucha gente respetable, Tom; gente de la que nadie sospecha, que está por encima de todo reproche. Tom se echó a reír. ¿Y cómo vas a conseguir a alguien así? A veces pienso que no estás bien de la cabeza, Reeves. -¡No! Sabes muy bien lo que quiero decir (...)”.

3) El uso raro de nuestro lenguaje

Ale Díaz B.

Editorial Alto Pogo (93 páginas)

Lo elijo porque...
sin saber mucho a dónde estás yendo, ni con quiénes, ni para qué, sentís que no te podés bajar de este viaje. Como si fueras testigo y parte de este roadtrip donde el destino final no importa tanto como la experiencia -y las imágenes, casi oníricas por momentos- de las cosas que van sucediendo. Me gusta un primer libro de un autor argentino. Es una buena oportunidad de tener que esperar, forzadamente, a que se produzcan más cosas. “Descubrir un autor”.

Fragmento de “El Uso Raro de nuestro lenguaje”
“An está en el borde, con el pelo suelto tapándole los hombros. Se estira y el sol le da de lleno. Un segundo después el cuerpo de Orle sale del agua y te das vuelta porque quizás te vieron y volvés a buscarme. An ve que nos acercamos y pregunta si los estamos espiando, se ríe y se tapa porque no tiene puesto el corpiño. Los árboles de la casa le provocan alergia y Orle dice que no rompamos las plantas y que hablaban de volverse con nosotros y de hacer otro viaje”.